La pesadilla tecnológica




La pesadilla tecnológica, la naturaleza como decorado inútil. La era de la supra naturaleza técnica, la utopía de una sociedad que prescinda de su base natural o ecológica. El creciente desinterés por la madre-natura, no obstante, las declaraciones, conferencias mundiales, tratados internacionales postulando la necesidad de proteger las aguas, los bosques, las especies vivas, ¡pura demagogia! Sí, los hombres “…esos desventurados ciegos que entran a la muerte sin haber sospechado siquiera la maravilla del mundo. Ayunos del milagro de la pasión que atiza el saber que estamos vivos y que la muerte también entra en juego, sin comienzo ni fin, porque es puro presente sin fronteras. A tiempo que se entregaba al goce del paisaje, advertía, sin embargo, que el variado desfile de sensaciones que, atravesando el embotamiento de la fatiga, desplegaba la maravilla de una celebración sin términos…” Álvaro Mutis[1].
A propósito del hombre tecnitas (Mayz Vallenilla) y la sociedad dominada por la tecnología, leí hace días la opinión de un sociólogo que pronostica la liquidación de las relaciones interpersonales, de la socialización cara a cara, en un lapso de unos 20 años de continuar el extendido uso de los teléfonos inteligentes y las diversas modalidades de “comunicación” virtual en las redes sociales. Señalaba el experto que ese fenómeno estaría afectando fundamentalmente a las relaciones sexuales, que progresivamente se iría perdiendo el interés por el sexo en la medida en que el tiempo “libre” de los hombres y mujeres va siendo ocupado por las conexiones en el ciber espacio, personas que llegan a sus hogares, de vaina se saludan, cenan cada uno ensimismado en su móvil o en su laptop, miran la TV, van a la cama y siguen con el artefacto hasta horas de la madrugada, duermen y al despertarse al siguiente día lo primero que hacen es volver al móvil, a responder los mensajes, usualmente las imbecilidades de la estúpida humanidad que no leyeron mientras dormían y soñaban el paraíso de una vida en la que no hará falta contacto personal alguno con ese otro de carne, huesos, alma, que puede perturbar tu conexión a la red.



[1] Álvaro, Mutis. Empresas y tribulaciones de Maqroll El Gaviero.

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