La sustitución del Estado por el poder de una organización criminal
La sustitución del Estado por el poder de una organización criminal
Henrique Meier, exiliado venezolano en España.
"Un Estado terrorista. Definitivamente. El régimen de Maduro se sostiene
mediante el pánico, la violencia y el hambre. El hambre no es la mera
consecuencia de un mal gobierno. Es una estrategia, y de las más
efectivas, de sometimiento. El régimen tiene que subyugar a los
venezolanos porque ya es incapaz de convencerles. ¿Cómo lo hace?
Aprovechándose de su nobleza y profunda vocación democrática". Lorent Saleh, activista de derechos humanos encarcelado y torturado durante 4 años por la narcodictadura militarista comunista terrorista, hoy exiliado en España.
En verdad, por no tratarse de una dictadura convencional (Pinochet), sino de un régimen criminal, de la conversión del otrora Estado en una organización del crimen organizado, en lugar de un jefe de Estado, hay un jefe de un cartel de narcotraficantes que utiliza los medios de fuerza, la propaganda engañosa, la extorsión, las torturas, el asesinato, el saqueo del erario público, para mantenerse en el poder: Ya debería dejar de hablarse de "Gobierno", no es un auténtico gobierno, ni siquiera un gobierno autoritario o dictatorial, es algo cualitatativamente diferente, ni en las teorías jurídico-constitucionales, ni en la politología, existen categorías para calificar esa estructura de poder, solo la criminología puede ayudar a comprender ese régimen. En todos los estados y gobiernos, funcionarios o grupos de funcionarios incurren en delitos, pero en el caso de la narcotiranía asociada al terrorismo islámico el crimen en sus diversas modalidades es de la esencia de ese poder, un régimen delincuente. Por eso, no puede haber transición sino ruptura y una ruptura violenta.
Han utilizado formas y procedimientos "democráticos" para engañar a la población- la mayoría despertó del engaño y a qué precio, y a la comunidad internacional, todavía hay gobiernos que se hacen los desentendidos por los negocios sucios que llevan a cabo con los jefes de la diferentes mafias que conforman el crimen organizado en que consiste la narcotiranía. En los gobiernos de los 40 años de la democracia representativa, esa diminuta isla en medio de un oceáno de regímenes caudillistas y militaristas, se dieron casos de corrupción, pero en el llamado socialismo del siglo XXI, la corrupción y el delito ha sido y es el sistema. No se trata sólo de la "demolición del Estado de Derecho", sino de la demolición del Estado en sí, independientemente de su connotación ideológica: autoritario (y sus variantes), democrático, y del derecho como función y proceso de mediación de las relaciones sociales en los diferentes ámbitos de la vida asociativa: Ni Estado, ni Derecho, sólo corrupción, delitos en forma masiva y reiterada. La política y el Derecho murieron en Venezuela, al igual que el bolívar, y la economía, así como el tejido social: una destrucción total. ¿Cabe la posibilidad de una oposición democrática en ese contexto? ¿Acaso la oposición no es inherente a la democracia, como fue el caso de los 40 años?. Frente a un régimen de ese cariz sólo cabe resistencia y subversión, nada más.
Notas.
1. Artículo que explica el apoyo del gobierno español a la narcodictadura militarista comunista terrorista.
Pedro Sánchez se va a Cuba el jueves. Dicen algunos que va a hacer un curso, que no un doctorado, sobre cómo gobernar indefinidamente sin elecciones. Allí de eso saben. Las primeras clases, que tratan sobre el necesario desprecio al honor de la propia palabra dada, a los gobernados burlados y a toda crítica de la oposición, se las puede saltar. Porque nadie puede enseñarle nada en eso a este jefe de Gobierno español. Pero más allá de lo que aprenda Sánchez de las formas de gobierno comunistas, es evidente que acude a Cuba a ayudar y proteger a la dictadura. A salvarla en momentos críticos, porque se derrumban los apoyos de que ha gozado desde que se hundió la URSS. Con Sánchez en Cuba y Zapatero en Venezuela, ambos esforzados en proteger estos regímenes, el PSOE parece una plataforma de asistencia a dictaduras criminales en apuros. Siempre con el trasfondo de negocios oscuros del triángulo Madrid-Caracas-La Habana. Con ello arrastra por el lodo su propio nombre y el de España. Qué contraste con el nuevo presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que en un gran gesto de decencia ha puesto fin a un suculento negocio montado por la mafia castrista con los presidentes izquierdistas Lula y Rousseff. Más de 8.300 médicos cubanos trabajaban en Brasil, recibían el 30% de su sueldo y el resto lo cobraba directamente el régimen. Bolsonaro los manda a todos a casa. Venezuela, que durante veinte años ha colmado de regalos a Cuba, incluido el suministro gratuito de petróleo, ha colapsado. Ecuador desertó de la banda. Bolivia ayuda con la cocaína. Solo completa las enormes cantidades gestionadas y transportadas por las FARC colombianas y el régimen de Maduro que son ya el principal negocio del narcocomunismo que dirige La Habana. A los problemas se suma Donald Trump. No es como Barack Obama un simpatizante de leyendas guerrilleras comunistas. Ha impuesto sanciones a Cuba y en Washington se habla de intervenir en Venezuela, un terrible foco de inestabilidad, conflicto y crimen en la región. Venezuela es a todos los efectos una provincia cubana. Luego en una intervención contra la dictadura venezolana nadie descarte que se acabe haciendo lo que debió hacerse hace 60 años para impedir se asentara la dictadura criminal de La Habana, foco de toda la miseria ideológica totalitaria en el hemisferio. Otra pieza en este puzle es Zapatero, mano derecha del narcodictador Nicolás Maduro. Amnistía Internacional, poco sospechosa de exagerar en cargos contra regímenes izquierdistas, acusa a las fuerzas de Maduro de más de ocho mil ejecuciones extrajudiciales en solo dos años. Eso casi triplica el número total de víctimas mortales -incluidas represión y terrorismo comunista- de toda la dictadura chilena de Pinochet en 16 años. Las comparaciones son insoportables. También para Cuba. Tras 16 años de régimen militar, Pinochet convocó un referéndum, lo perdió, acató el resultado y se fue. Había impedido en 1973 un golpe comunista que habría sumido a Chile en la miseria en que están hoy Cuba y Venezuela. Dejó un país en disposición de asumir el liderazgo en calidad democrática y desarrollo económico en Iberoamérica como de hecho sucedió. Los últimos años vivió Pinochet acosado también por quienes le debían eterna gratitud. Castro por el contrario recibía honores de gobernantes europeos sin dignidad ni vergüenza. Cuba lleva seis décadas bajo una miserable e implacable dictadura comunista. Veremos si acude a presentar sus respetos a la tumba de quien solo generó miseria, terror y dictadura el mismo Sánchez que quiere profanar y destruir la tumba de un dictador de muy diferente signo, cuyo gobierno fue cien veces más humano y infinitamente más beneficioso para su pueblo, el español. Hermann Tertsh. ABC.es
Notas.
1. Artículo que explica el apoyo del gobierno español a la narcodictadura militarista comunista terrorista.
Pedro Sánchez se va a Cuba el jueves. Dicen algunos que va a hacer un curso, que no un doctorado, sobre cómo gobernar indefinidamente sin elecciones. Allí de eso saben. Las primeras clases, que tratan sobre el necesario desprecio al honor de la propia palabra dada, a los gobernados burlados y a toda crítica de la oposición, se las puede saltar. Porque nadie puede enseñarle nada en eso a este jefe de Gobierno español. Pero más allá de lo que aprenda Sánchez de las formas de gobierno comunistas, es evidente que acude a Cuba a ayudar y proteger a la dictadura. A salvarla en momentos críticos, porque se derrumban los apoyos de que ha gozado desde que se hundió la URSS. Con Sánchez en Cuba y Zapatero en Venezuela, ambos esforzados en proteger estos regímenes, el PSOE parece una plataforma de asistencia a dictaduras criminales en apuros. Siempre con el trasfondo de negocios oscuros del triángulo Madrid-Caracas-La Habana. Con ello arrastra por el lodo su propio nombre y el de España. Qué contraste con el nuevo presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que en un gran gesto de decencia ha puesto fin a un suculento negocio montado por la mafia castrista con los presidentes izquierdistas Lula y Rousseff. Más de 8.300 médicos cubanos trabajaban en Brasil, recibían el 30% de su sueldo y el resto lo cobraba directamente el régimen. Bolsonaro los manda a todos a casa. Venezuela, que durante veinte años ha colmado de regalos a Cuba, incluido el suministro gratuito de petróleo, ha colapsado. Ecuador desertó de la banda. Bolivia ayuda con la cocaína. Solo completa las enormes cantidades gestionadas y transportadas por las FARC colombianas y el régimen de Maduro que son ya el principal negocio del narcocomunismo que dirige La Habana. A los problemas se suma Donald Trump. No es como Barack Obama un simpatizante de leyendas guerrilleras comunistas. Ha impuesto sanciones a Cuba y en Washington se habla de intervenir en Venezuela, un terrible foco de inestabilidad, conflicto y crimen en la región. Venezuela es a todos los efectos una provincia cubana. Luego en una intervención contra la dictadura venezolana nadie descarte que se acabe haciendo lo que debió hacerse hace 60 años para impedir se asentara la dictadura criminal de La Habana, foco de toda la miseria ideológica totalitaria en el hemisferio. Otra pieza en este puzle es Zapatero, mano derecha del narcodictador Nicolás Maduro. Amnistía Internacional, poco sospechosa de exagerar en cargos contra regímenes izquierdistas, acusa a las fuerzas de Maduro de más de ocho mil ejecuciones extrajudiciales en solo dos años. Eso casi triplica el número total de víctimas mortales -incluidas represión y terrorismo comunista- de toda la dictadura chilena de Pinochet en 16 años. Las comparaciones son insoportables. También para Cuba. Tras 16 años de régimen militar, Pinochet convocó un referéndum, lo perdió, acató el resultado y se fue. Había impedido en 1973 un golpe comunista que habría sumido a Chile en la miseria en que están hoy Cuba y Venezuela. Dejó un país en disposición de asumir el liderazgo en calidad democrática y desarrollo económico en Iberoamérica como de hecho sucedió. Los últimos años vivió Pinochet acosado también por quienes le debían eterna gratitud. Castro por el contrario recibía honores de gobernantes europeos sin dignidad ni vergüenza. Cuba lleva seis décadas bajo una miserable e implacable dictadura comunista. Veremos si acude a presentar sus respetos a la tumba de quien solo generó miseria, terror y dictadura el mismo Sánchez que quiere profanar y destruir la tumba de un dictador de muy diferente signo, cuyo gobierno fue cien veces más humano y infinitamente más beneficioso para su pueblo, el español. Hermann Tertsh. ABC.es
2. Chavismo, la peste del siglo XXI
Entrevista con Gustavo Tovar, director de un documental sobre la
destrucción de Venezuela por el régimen bolivariano que se ha presentado en
Madrid. Alerta de una «epidemia» que «reúne los peores males políticos de la
postmodernidad» Manuel Trillo, ABC.es
¿Por qué considera el chavismo la peste del
siglo XXI?
Porque ha logrado reunir los peores males políticos de la
postmodernidad: la corrupción, el despotismo, el desprecio por los problemas
sociales y, sobre todo, su vinculación con el terrorismo y el narcotráfico. Esa
combinación de factores ha generado el drama que vemos en Venezuela, pero
también ha invadido como una epidemia y sigue amenazando a otras sociedades como
la española, la mexicana, la argentina y la brasileña. Es un mal inédito que ha
logrado sintetizar la perversidad como mecanismo de hacer política y puede
representar grandes dilemas que ojalá algunos países con conciencia eviten.
El
principal vector de propagación es la visión estratégica de apoderarse de
regiones geopolíticas vinculadas con el negocio de lo ilícito. El relajamiento
de las políticas públicas de seguridad de Chávez tenía un sentido geopolítico
de control a través de lo más perverso que hay: la explotación de minas por
fuentes de malandraje, la explotación corrupta del sistema financiero, el
control del poder a través de compra de políticos… Por primera vez en la historia de las Américas, todas las mafias se
reunieron para controlar el poder. Ha habido genocidios y crímenes de lesa
humanidad, pero los únicos casos en el mundo en que el control del poder
político lo ejerzan las mafias criminales son Afganistán y Venezuela. Esa
visión de control es lo que Chávez ha querido propagar por América Latina y el
mundo.
El origen, la causa del gran daño,
el gran perturbador, el gran cínico ha sido Hugo Chávez. Mañana podrían
prescindir de Maduro y aparecería otra cabeza del monstruo Leviatán. El que
destruyó las instituciones republicanas y se asoció con los grandes males de la
cultura occidental postmoderna es Chávez. Maduro es un ignorante, aunque sin
duda muy astuto. Hace falta gran astucia para lograr de la nada, siendo chofer
o guardaespaldas de Chávez, convertirse en el heredero de la gran revolución.
Antes era Hugo Chávez el caudillo, ahora estamos viendo el chavismo en sí
mismo. Maduro es una pieza más, no es el gran gestor. Lo que está operando es
la gran maquinaria creada por Hugo Chávez y heredada por esta banda de
delincuentes que no tiene el más remoto sentido de la humanidad.
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