Zorba El Griego
una película que
he visto más de 5 veces es “Zorba el Griego”
(1964)con ese actorazo como lo fue Anthony Quinn (también leí el libro
de Kazanstsaki). Escenas memorables como la del final, cuando el artefacto
ideado por Zorba para trasladar los troncos de los árboles cortados en el
bosque vecino al convento de los monjes ortodoxos, desde una colina hasta la
playa, se derrumba, Zorba no previó la velocidad con la que bajarían esos
troncos en la medida del descenso de la cuesta, el desastre y los monjes
aterrorizados corriendo de un lado al otro, lanzándose al mar, evitando los
posibles impactos de unos troncos convertidos en auténticos misiles. Zorba,
ante su fallido invento, no se le ocurre sino bailar y reír, invita al
ingeniero (Alan Beates) para hacerlos juntos, de pronto se da cuenta del
cordero que estaban asando para la celebración del éxito de su invento, y a
comer y beber, porque
“…el saber trágico le dice que en
esencia, toda lucha es una lucha que desde el inicio está perdida frente al
caos, la enfermedad, o la muerte, que es su destino trágico último; él sabe,
sin embargo, que cuando hay éxito se alegra y si pierde se entristece, pero en
ambos casos no se debe perder el optimismo de estar vivo, pues es lo único que
realmente tiene. El hombre trágico ama la vida con lo bueno y lo malo de esta;
y él ha arribado a esta forma de vida a través de la vivencia y con los ojos de
la tragedia. El saber trágico no está en los libros: esta sabiduría se vive. La
mímesis no logró paralizar al hombre griego, pues el culto al éxtasis y
vitalismo dionisíaco irrumpían para transgredir y generar lo nuevo. Al sentirse
poseso por esta divinidad, el hombre se da cuenta de su mortalidad, experimenta
lo trágico, pero pierde el miedo a la muerte principium individuationisse
diluye en medio del orgasmo colectivo; se siente dichoso de estar vivo y en
armonía con la naturaleza”[1].
Ese personaje me
inspiró un poema:
“Zorba
Mi patria está en
cualquier lugar
Donde la lluvia
refresque
La ardiente tarde
del verano
Y el aroma de la
tierra mojada
Recuerde mi
pasado vegetal
Cualquier lugar
Donde la noche
Sea límpida y misteriosa
Encendida por la
luna
Y el mar
Recite con su
antigua
Voz de caracolas
El poema de
Ulises
Cualquier lugar
Donde reine la
amistad
De unas copas de
vino
Por el puro
placer
De estar vivo
Mi patria está en
cualquier
Lugar donde los
caminos
Se abran al
horizonte
Y los brazos de
mi amada
Me esperen al
final
Del día”[2].
[1]
Amador Jesús Castillo Durán. El hombre trágico en el cine: análisis de los
films Zorba el Griego y Figth Club, desde la experiencia y visión del saber
trágico. Tesis para optar el Título de Licenciado en Comunicaciones. Pontificia
Universidad Católica del Perú. Lima 2013. https://es.scribd.com/document/201883805/El-hombre-tragico-en-el-cine-analisis-de-los-films-Zorba-el-griego-y-Fight-Club-desde-la-experiencia-y-vision-del-saber-tragico.
[2]
Henrique Meier. Embriagado de Misterio. Pavilo 1999.
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