La búsqueda del amor



Desde los 18 años aproximadamente comenzó mi búsqueda de un amor definitivo, total, intenso, absoluto, para nada me llenaban las casuales y furtivas relaciones con prostitutas, disfrutaba el momento como cualquier hombre con esas hormonas enloquecidas, más luego me volvía a sentir vacío, como lo escribe Nabokov por boca del protagonista de “La Dádiva” Durante los últimos diez años de su juventud solitaria y reprimida…se había acostumbrado a la idea de que entre el engaño del amor casual y la dulzura de su tentación existía un vacío, una brecha en la vida, una ausencia de cualquier acción real por su parte”. Ese amor comprado, como dice la canción, no es amor:

 “Y que me importa que vivas con otra
Que te da dinero
Si ya terminamos
Si ya no te quiero
Amor comprado el que tú has buscado
No hallaras conmigo
Prefiero un mendigo a volver contigo

Tu amor por dinero es amor malvado
Y a ti te han comprado besos callejeros

Y que me importa saber si tú tienes
Una en cada esquina
Si esas son mujeres de la mala vida

Y que me importa que vivas con otra
Que te da dinero
Si ya terminamos
Si ya no te quiero
Amor comprado el que tú has buscado
No hallaras conmigo
Prefiero un mendigo a volver contigo

Tu amor por dinero es amor malvado
Y a ti te han comprado besos callejeros

Y que me importa saber si tú tienes
Una en cada esquina
Si esas son mujeres de la mala vida”.


 Y en esa búsqueda del amor encarnado en una mujer, impulso biosíquico para colmar esa sensación angustiosa de vacío, sentir la necesidad de encontrar el complemento a mi existencia, no era un lobo solitario como a veces pretendía fingir, capaz de estar solo conmigo mismo; por el contrario, me desesperaba ese diálogo incesante del yo que no encuentra otro yo, el tú, para intercambiar, para afirmarse los dos frente a los desafíos de la vida, me equivoqué, erré unas cuantas veces. Amores fallidos que he mencionado en “La Tierra Mítica de la Infancia”. No entendía por qué si abría mi corazón no recibía la misma respuesta. Rechazos unos tras otros, aunque también le hice daño a algunas, pues, a pesar de no quererlas, simulaba amor para poder estar con ellas, tocarlas, abrazarlas, besarlas. No voy a mentirme al respecto: tras esa justificación existencial de una compañera que colmara mi vacío, se escondía un auténtico fauno, un animal libidinoso desesperado por encamar a la que me gustase. Y, por supuesto, recibía lo que merecía un abusador, un impaciente sexual. La poesía sublimaba el ansía del deseo de un hombre joven con una líbido fuera de lo común. Diría que se mezclaba el deseo sexual con el de encontrar una mujer que a la par de brindarme sus favores en la cama, colmara mi ansiedad psicológica de complementar mi alma necesitada de otra gemela. Pues no hay nada puro, absolutamente límpido y transparente en los deseos, es como todo una mezcla, esa es la complejidad de nuestra psique, de nuestra condición. Y así, aún en los versos míticos de amor hacia Dios la pasión erótica está presente, sublimada (Freud), como en estos de Santa Teresa de Jesús:

“Ya toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó herida,
en los brazos del amor
mi alma quedó rendida;
y, cobrando nueva vida,
de tal manera he trocado,
que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.

Hiriome con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
y mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado”[1].



[1]https://insulabaranaria.wordpress.com/2016/04/10/el-poema-ya-toda-me-entregue-y-di-de-santa-teresa-de-jesus/. (Gotarrendura, Ávila, 1515 - Alba de Tormes, 1582) Religiosa y escritora mística española, conocida también como Santa Teresa de Ávila. Teresa de Jesús es el nombre de religión adoptado por Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de Alonso Sánchez de Cepeda, probable descendiente de judíos conversos, y de Beatriz de Ahumada, perteneciente a una noble familia abulense. Su vida y su evolución espiritual se pueden seguir a través de sus obras de carácter autobiográfico, entre las que figuran algunas de sus obras mayores: La vida (escrito entre 1562 y 1565), las Relaciones espirituales, el Libro de las fundaciones (iniciado en 1573 y publicado en 1610) y sus cerca de quinientas Cartas. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/teresa_dejesus.htm

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