La memoria asociativa
La memoria asociativa que no cesa de
conectar una cosa con otra, me está funcionando en un 100 por ciento, disfruto
con ello, no quiero desperdiciar esas asociaciones. He leído que este tipo de
memoria no es otra cosa que el almacenamiento y recuperación de información por
la asociación con otras informaciones. El dispositivo de almacenamiento de
información es denominado “memoria asociativa” que permite recuperar hechos
pasados sin saber exactamente la localización de su almacenamiento. También
recibe el nombre de “memoria de direccionamiento por contenido”.
Independientemente de lo que digan los expertos en el tema, la asociación se
produce en forma espontánea, no se trata de un proceso deliberado, es algo que
emerge sin que intervenga la voluntad: miras a una persona y te recuerda a
otra, escuchas una canción y te lleva a situaciones pasadas alegres o tristes,
un determinado olor puede despertar también la asociación, una palabra, la
lectura de un cuento, etc., creo que esa facultad mental es ilimitada, lo que
si requiere es la libertad de espíritu, dejar que tu mente emprenda el vuelo. No
temerle a los recuerdos por más dolorosos que sean, aunque obviamente el olvido
es también necesario para no morir como el personaje de Borges “Funes el
memorioso”. Me pasa mucho con los libros, las novelas y los ensayos, leo un
párrafo de un libro e inmediatamente lo asocio con otro del mismo autor o de un
autor diferente, hago la anotación respectiva al margen de la página, así he descubierto
cómo autores de tiempos y lenguas diferentes expresan ideas, sentimientos
compartidos. ¿Existirá una común condición humana, una cierta “esencia” del
espíritu humano más allá de las diferencias culturales y de la especificidad
individual? No me cabe la menor duda de que poseemos unos rasgos espirituales
compartidos, además de los biológicos y biosíquicos. La pluralidad, la
diversidad, no implica esa relativa unicidad de nuestra especie, aunque no
faltan doctrinas, ideologías, supuestas teorías científicas que pretenden negar
esa realidad antropológica. Quizás si se enfatizase más en lo que nos une como
especie, en lugar de promover y ahondar las diferencias, muchas de ellas
surgidas de prejuicios, ideas erróneas, podría, ¿por qué no?, disminuir el odio
y la violencia que han caracterizado la historia de esta sufrida humanidad. En
el fondo no creo que eso vaya a ocurrir, por el contrario, las diferencias se
ahondan, y mientras esto escribo pareciere que pronto pueda estallar una nueva
confrontación bélica, esta vez con armas atómicas. El enano siniestro que manda
en Corea del Norte está empeñado en joder a la humanidad, no dejo de recordar
la frase de Morris West a propósito de Hitler: “La loba que parió al bastardo, está otra vez en celo”, ya parió
varios hace un tiempo.
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