¿En qué socialismo cree Pedro Sánchez?



Al margen de aspavientos viajeros y paripés audiovisuales, en ¿qué socialismo cree Pedro Sánchez? Estudiosos de la ciencia política destacan tres modalidades de socialismo. El primero es la social democracia que ha gobernado con éxito en casi todos los países europeos y, entre ellos, España con Felipe González. Los trece años del felipismo fueron, desde el punto de vista de la libertad, impecables, con respeto a la Constitución y a la Monarquía parlamentaria, votadas por la voluntad general libremente expresada. González se alzó en 1982 con 202 diputados y pudo fracturar constitucionalmente el nuevo régimen. Hizo lo contrario. Lo robusteció y eso le ha convertido en el hombre de Estado más relevante del siglo XX, como Cánovas del Castillo lo fue del XIX. El segundo socialismo estudiado por los historiadores es el nacional socialismo que encarnó en Alemania Adolf Hitler, tras triunfar democráticamente en las elecciones de 1933. Inspirado en el socialismo fascista de Mussolini, el führergermano suprimió los partidos políticos y los sindicatos, y estableció un Estado totalitario que se fue adueñando de todo, empezando por los medios de comunicación. El tercer socialismo, en fin, es el marxista, rechazado por González en 1979 y desarbolado en casi todo el mundo a partir de 1989, tras arruinar a naciones de gran riqueza, sobre todo en Europa. El socialismo soviético es hoy una reliquia, porque en la China llamada comunista se ha establecido un sistema de propiedad privada y libre mercado, sujeta la ciudadanía, eso sí, a una dictadura implacable. Restos del socialismo marxista permanecen en Cuba y en Corea del Norte y se enseñorean en Venezuela y de alguna forma en Vietnam. El socialismo soviético significa la dictadura totalitaria de un partido único, la supresión de la propiedad privada y del libre mercado. Accede a veces al poder por la violencia, a veces a través de unas elecciones que luego manipula. Se aprovecha de la debilidad de la democracia liberal, escudándose en ella y mintiendo descaradamente para escalar el gobierno, carcajeándose luego de lo prometido, de la libertad, de la verdad, del respeto a la ley, principios defendidos por los "estúpidos burgueses demócratas". Y la pregunta del millón: ¿en cuál de los tres socialismos cree Pedro Sánchez?
Luis María Anson, de la Real Academia Española, elmudo.es

Diría que no cree en ninguno sino, al igual que Chávez y Maduro, en el poder para usar, disfrutar y abusar indebidamente de los recursos asociados a la investidura del jefe del Gobierno, medios que ética y constitucionalmente deben estar al irrestricto servicio de las funciones inherentes al ejercicio de un poder delimitado constitucional y legalmente, cuya finalidad es fortalecer la convivencia democrática de los españoles y los valores y principios del Estado social de Derecho 

 El uso, disfruto y abuso de los recursos del poder: como un rey medieval: el patrimonio público como propiedad del “gobernante”, emulando a Chávez, Maduro, Ortega y los Castro.

Información OKdiario.

Pedro Sánchez ha aprovechado al máximo estos seis meses como presidente del Gobierno. Desde que la familia Sánchez habita en el Palacio de La Moncloa, el líder del Ejecutivo ha gastado la nada desdeñable cifra de 61.100 euros en desplazamientos que ha clasificado como viajes de ‘Estado’. Encuentros de primer orden y máxima importancia para el Reino de España como la boda de su cuñado en La Rioja. Fue uno de los primeros viajes que realizó Pedro Sánchez como presidente del Gobierno: el concierto de The Killers en el FIB, el tradicional festival estival de Benicàssim. Para poder bailar al ritmo de los hits del grupo de Las Vegas, Sánchez confió en el Falcon. Una aeronave del Escuadrón 402 del Ejército del Aire. El coste de la hora de vuelo asciende a 5.600 euros. Una cantidad que se multiplicó por cuatro traslados (dos de ida y dos de vuelta). Tal y como publicó OKDIARIO el avión oficial regresó a Madrid, y volvió a volar el sábado por la mañana para recoger al presidente. En total, realizó cuatro desplazamientos, lo que supondría un coste de unos 33.600 euros. Pese a no constar en su agenda presidencial, Sánchez aprovechó su viaje al festival para mantener un encuentro de apenas 45 minutos con el presidente valenciano, Ximo Puig y otro de 15 minutos con la alcaldesa de la localidad, Amparo Marco. El Ejercito del Aire cuenta con una flota de aeronaves dedicados principalmente al transporte de miembros de la Casa Real y del Gobierno para desplazamientos de corta y media distancia. Se trata del Escuadrón 402, un grupo especial del Ejército del Aire, que lo componen los aviones y helicópteros favoritos de presidente Sánchez: el Falcon, los Super Puma y inRead invented by Teads
Pues bien, para acudir desde Madrid hasta La Rioja el líder del Ejecutivo utilizó uno de los Super Pumas que componen el Escuadrón 402. Un helicóptero con el que el presidente asistió a la boda de su cuñado y que clasificó como ‘secreto oficial’. Esta clasificación evita que su gabinete informe sobre el coste de los desplazamientos puesto que se amparan bajo el argumento de la seguridad presidencial. Sin embargo, al poco de conocerse la información se filtró que el coste de cada desplazamiento asciende a 5.000 euros la hora de vuelo. Por lo que el Presidente cargó a cuenta de los españoles otros 10.000 euros para poder disfrutar de la boda de su cuñado.

(Turismo político al estilo chavista)

En estos seis meses de mandato Sánchez le ha sacado partido a los Puma. Nada más entrar en La Moncloa, usó el Super Puma para celebrar un encuentro informal y preparar el curso político con sus ministros en la finca estatal de los Quintos de Mora, situada en Los Yébenes (Toledo). Un trayecto de 76,9 kilómetros. Consciente del alto nivel de contaminación que se concentra en la capital, y sin reparar en los 5.000 euros por hora de vuelo a cuenta de los españoles, Sánchez consideró idóneo trasladarse desde el Palacio de La Moncloa hasta la base de Torrejón de Ardoz en Super Puma. Un trayecto de 25 kilómetros que realizó por el aire para poder empezar su gira por Hispanoamérica. Ni coche ni AVE, en Falcon. Cerca de 11.200 euros se gastó para acudir a Lisboa donde se celebraba la Cumbre Hispano-Lusa.

El  viaje de fin de año a Lanzarote con su familia se suma a los múltiples destinos que ha visitado Sánchez en apenas dos meses. Desde el pasado 1 de octubre, y casi siempre en compañía de su mujer Begoña Gómez, el presidente del Gobierno ha viajado a 18 ciudades distintas en 21 viajes. Su periplo alrededor del globo le ha llevado a Cuba, Argentina, Guatemala, Francia, Portugal o Bélgica, entre otros. Una agenda internacional plagada de kilómetros y gestos que no ha supuesto la firma de ningún acuerdo bilateral, por ejemplo. A su excelsa agenda internacional hay que sumarle los múltiples viajes internos. Además del polémico viaje a Castellón, en el que Sánchez y su mujer aprovecharon para acudir a ver a The Killers en el FIB, previa breve reunión con Ximo Puig, el presidente del Gobierno visitó Valladolid. Para cubrir la ruta, de apenas 200 kilómetros, movilizó el Falcón, un helicóptero y un Airbus. ABC.es



Misterios. Bieito Rubio. El Astrolabio, ABC.es

Nadie entiende que en la democracia española el líder socialista llegue a ocultar algo tan trascendente como la conversación que ha mantenido con el golpista Torra. Sánchez debe de pensar que esto es su finca particular, y España es de todos. Le tomó gusto al secreto y ahora estamos esperando saber qué se esconde detrás de tanto sigilo por el uso del avión público para ir a un acto privado en Castellón; o qué intimidad hay que preservar cuando utilizó el helicóptero para ir a la boda de su cuñado; o qué incógnita se guarece tras la falta de explicaciones del gasto de las dietas, que todavía no ha explicado. Pero lo que ya es muy grave es que no responda ante la ciudadanía española de lo que habló o acordó con Torra. Esperamos que hoy se explique, a pesar del pánico que le dan las ruedas de prensa.


La lista de promesas incumplidas que acumula Pedro Sánchez en apenas siete meses de mandato carece de precedentes, pero si algo está caracterizando su forma de ejercer el poder es la hipocresía y el acentuado cinismo que ha demostrado hasta el momento, ya que hoy se vanagloria en el Gobierno de lo que criticaba en la oposición. El líder del PSOE, que tanto blandió la bandera de la honestidad y la transparencia para llegar a La Moncloa, se ha revelado como un maestro del descaro y la opacidad. Prueba de ello es su despreocupada y abusiva utilización de medios públicos, financiados con el dinero de todos los contribuyentes, para asuntos de índole estrictamente personal, tal y como sucede con sus polémicos viajes en transporte oficial. Poco después de llegar al Gobierno, Sánchez se trasladó en el avión presidencial de las Fuerzas Aéreas a Castellón, viaje que terminó en un concierto de rock. Y no fue la única vez. Ese mismo verano usó el helicóptero oficial para acudir a la boda de su cuñado en un pueblo de La Rioja y el pasado fin de semana volvió a subirse a una aeronave militar para irse de vacaciones con su familia a Lanzarote. El empleo de recursos públicos para fines privados constituye un despropósito, puesto que tales medios se idearon para cubrir los viajes oficiales del presidente, no sus escapadas familiares. Sin embargo, más grave si cabe es el inaceptable ocultismo que ejercita el Gobierno para evitar que la opinión pública conozca el coste de tales dispendios. Tal y como publica hoy ABC, tras varias peticiones amparadas en la Ley de Transparencia para averiguar la factura total que supuso el desplazamiento de Sánchez y sus acompañantes al Festival de Benicàssim, la respuesta de la Presidencia supone un desprecio absoluto hacia el conjunto de los españoles, dado que lo cuantifica en 283 euros. Tan solo una hora de vuelo en el citado avión cuesta más de 5.600 euros, y eso sin contar el coste del personal, la apertura del aeropuerto de Castellón o el gasto en el alojamiento de Sánchez y sus familiares y amigos. Y lo peor de todo es que, tras negarse inicialmente a ofrecer dato alguno, esa ridícula cifra es la respuesta del Gobierno a una resolución del Consejo de la Transparencia en la que exigía la publicación del coste total de dicho viaje, vulnerando así la normativa existente con el falaz argumento de que se trata de un secreto de estado. El problema es que ni el traslado en cuestión fue catalogado como tal en ningún momento ni la solicitud de información versa sobre aspectos que puedan comprometer la seguridad del presidente, puesto que tan solo se ciñe al uso de partidas presupuestarias. El manejo del dinero público debe ser conocido por la ciudadanía, como bien establece la ley, y más aún si va destinado a fines particulares. La transparencia que prometía Sánchez brilla por su ausencia. Editorial, ABC.es

Se enfatiza por doquier que los ocho meses de Sánchez han sido un fiasco, una pérdida de tiempo, una cantamañanada. Discrepo. Este Gobierno ha cumplido la única misión para la que fue constituido: permitir que una persona de una vanidad hipertrofiada se diese el gustazo de ser presidente pese a haber sido zarandeado en las urnas. El Gobierno ha logrado todos sus objetivos: la mujer de Sánchez tiene un buen empleo; Pedro se ha hecho selfis en el Falcon y se ha llamado «presidente» a sí mismo unas veinte veces al día; el matrimonio Sánchez-Gómez ha conocido mundo a costa de nuestros impuestos; el presidente por accidente ha podido corretear por La Moncloa, veranear en los palacetes oficiales de Doñana y Lanzarote y hasta relanzar su carrera literaria -apolillada por los plagios- publicando un nuevo libro (por supuesto obra también de un negro). ¿Logros concretos del Gobierno? Solo uno, pero importantísimo: colmar el ego de Sánchez.

Luis Ventoso. ABC.es




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