¿Podremos reconstruir a la nación?


¿PODREMOS RECONSTRUIR LA NACIÓN?


VENEZUELA SE ESTÁ PERDIENDO COMO NACIÓN POR EL DESAFECTO DE NO POCOS VENEZOLANOS, LA DÉBIL, O DEBILÍSIMA IDENTIDAD NACIONAL, O SI SE QUIERE EL AMOR AL PAÍS, HOY PARECIERA QUE ESTAMOS SIENDO SUBASTADOS EN ESAS REUNIONES EN LAS QUE PARTICIPAN RUSIA, CHINA, TURQUÍA, EL GRUPO DE LIMA, QUÉ SE YO, UN TERRITORIO DONDE HAY PETROLEO, ORO Y OTROS MINERALES  SIN UN ESTADO SOBERANO, CONTROLADO POR UNA ORGANIZACIÓN CRIMINAL INTEGRADA A UNA ESTRUCTURA MAFIOSA INTERNACIONAL QUE TRAFICA DROGAS, LAVA DINERO Y OTROS NEGOCIOS ILÍCITOS, MIENTRAS HAY UN FORCEJEO DE CANDIDATOS DE LA LLAMADA OPOSICIÓN  QUE PRETENDEN LA PRESIDENCIA EN UNAS HIPOTÉTICAS ELECCIONES LIBRES Y EL PUEBLO SE MUERE DE HAMBRE, Y CONTINÚA EL EXILIO. AHORA RECUERDO LA OBRA DE ISAAC CHOCRÓN  "ASIA Y EL LEJANO ORIENTE":

Los habitantes de un país deciden venderlo y repartirse el dinero entre todos. Para ello deben hacer un plebiscito en el que gana la opción de vender al país. Cuando han realizado la venta, ellos mismos se cuestionan si han hecho lo correcto con la frase ¿Cuánto vale tu país? Esta es la historia que se cuenta y se canta en Asia y el lejano oriente, la obra escrita por Isaac Chocrón en 1965 y que vuelve a la escena nacional desde esta noche, en una versión musical adaptada y dirigida por Javier Vidal.En una escenografía sencilla, los personajes suben al escenario, y en medio del canto, cada uno presenta a su personaje y la manera en la que percibe a Asia y a partir de la pregunta ¿esto es un país o esto es un mercado?, se comienza a desarrollar la historia que plasmó Chocrón hace casi 50 años
“¿Qué significa Ítaca para Ulises? Si no me equivoco, ese es el lugar en donde todos los demás seres viven. Un lugar en el que se habla su misma lengua. Y es que Ítaca es, de forma trágica e inesperada, al mismo tiempo, un lugar al que es imposible regresar” …El regreso a la costa añorada, poder oír hablar una lengua conocida; el retorno al "terruño familiar"; la reincorporación de Ulises nuevamente a la vida". Francisco Morán Palacios.

"Los venezolanos se sienten derrotados. Yo no voy a decirles, como hacen algunos: "Ya estamos cerca del final, falta poco". Ni falta poco ni será fácil. Es y será difícil. Y, además, tiene que serlo. De pequeños nos decían que las cosas que valen la pena no se consiguen sin esfuerzo y sacrificio. Y esto por lo que estamos luchando vale la pena. De hecho, es lo más valioso que tenemos. Es la democracia y es la libertad". Lorent Saleh

¿Y dónde está el Estado? ¡No había! Fue desplazado por las corrientes políticas y los intereses, el bueno era sacado, estaban construyendo una institucionalidad de bahareque, que cualquier animalito se lo come, acaba con eso. Chávez fue un comején, acabó con lo que estaba, con lo que habían ido destruyendo toda la gente que estaba pasando factura desde 1945, empezando por Uslar Pietri. Desde el 45 Venezuela soportó, y soportó, y soportó hasta que cayó, por eso es que Venezuela tiene que ser reconstruida con nuevos hombres y nueva orientación política, con vocación ciudadana. En Venezuela no hay ciudadanos, en Venezuela hay residentes, oportunistas, vejados, desplazados, ignorados, pero ciudadanos no. Necesitamos ciudadanos. Nos acostumbraron a ser obsecuentes con el poder, y cuando tú ibas a votar votabas pero por lo mismo, o por una opción de trabajo, o por una opción de militar, pero no para gobernar un país, esa fue la tremenda equivocación de nosotros los venezolanos, no votamos para gobernantes sino para oportunistas que llegaron al poder?”  Iván Carratú. Elnacional.com


Para muchos compatriotas, entre los que me incluyo, forzados a dejar  Venezuela, nuestra Itaca, el regreso pareciera imposible mientras no sea derrocada la narcodictadura militarista comunista asociada al terrorismo islámico, y eso sólo será posible mediante la fuerza, una intervención armada, una fuerza multinacional de liberación (Juan José Monsant) justificada por el grado inaudito de desamparo de la población ante la cada vez mayor crueldad de la secta destructiva que ejerce un poder fáctico en las antípodas de lo que legitima al poder de un Estado en su significado más estricto. ¿Y que país encontraríamos? una ruina, sin duda, me dirán pesimista, pero escribo lo que percibo y siento. Los países se conforman de un sustrato nacional, ¿qué ha pasado con nuestra nación?.¿Acaso no ha sido siempre débil? Hemos tenido que abandonar la tierra que nos vio nacer y nos cobijó para entender la trascendencia de la querencia de la patria. Durante más de cuarenta años ejercí la docencia y pude comprobar el poco afecto de no pocos de mis alumnos hacia el país, soñaban con otras culturas y estilos de vida, irse a los Estados Unidos de Norteamérica (Miami, Florida), a Europa. Cuando preguntaba si conocían el hermoso territorio nacional, pocos, muy pocos, habían explorado nuestra rica biodiversidad: los andes, las costas, el llano, las selvas de Guayana y el amazonas: a lo sumo la Isla de Margarita, por aquello del puerto libre y la compra de mercancías a mejor precio que en tierra firme. Tampoco les interesaban las variadas expresiones de nuestra cultura: la música, las tradiciones, la culinaria, el arte en general. Hace unos años conversando con un abogado, ex alumno, venezolano por nacimiento y con la ciudadanía norteamericana, le pregunté porqué permanecía en el país no obstante la progresiva pérdida de la calidad de la vida, me respondió "Aquí están los negocios, el billete". Para gran parte de la clase media alta esa era la motivación. La "cultura del conquistador", extraer las riquezas de la tierra conquistada para vivir en otros lares, en las admiradas culturas del primer mundo.

 Federico Vegas se pregunta:"“¿Por qué somos tan corruptos?”, una interrogante en la que no suele incluirse quien la plantea, pero que debe ser ecuménica. Todo este proceso no tendrá ningún sentido si no revisamos profundamente la relación entre las riquezas del país y el poder político, o, para ser más precisos, el poder militar. Lo que se supone que es de todos, y nadie es su dueño, ha pasado a ser solo de unos pocos. Ante este despotismo deben surgir soluciones radicales basadas en el sentido común y en la justicia"(prodavinci. com). 

En mi libro "El Derecho Ambiental y el Nuevo Milenio (Homero, Caracas, 2003), me refiero a la fragilidad de la conciencia de nación que nos ha caracterizado: "Nuestro pueblo se caracteriza por la anticultura de la irresponsabilidad y la insolidaridad social, el síndrome del “sálvese quien pueda”, “después de mi el diluvio”, “el mundo comienza en mi cabeza y termina en mis pies”. La precaria conciencia colectiva de constituir una Nación, y por tanto, la precaria responsabilidad de las generaciones del presente para con las futuras. Esa precariedad ética afecta todos los órdenes de la vida asociativa. La ignorancia, indiferencia y el desprecio colectivo hacia los bienes y valores del patrimonio histórico, arquitectónico, artístico, cultural en general, y ambiental del país, explica el deterioro progresivo de nuestra memoria histórica, nuestra identidad cultural, y nuestro riquísimo patrimonio  ecológico y ambiental. La conciencia respecto a la necesidad de preservar  los bienes que integran el patrimonio público de la Nación, incluyendo los ambientales,  es de una pobreza inaudita. Por esa razón, somos uno de los países de mayor corrupción administrativa, pues gran parte de quienes acceden al poder del Estado van con la intención, no de servir a la colectividad, sino de enriquecerse a costa de los recursos del erario público. Es la creencia muy arraigada del poder como botín de quien lo ha conquistado. Tópico destacado en páginas anteriores al referirnos a los rasgos del actual régimen político, que como ningún otro en la historia republicana, ha llevado a extremos inconcebibles, en estos tiempos de un nuevo milenio, la creencia y la praxis atávica del caudillismo mesiánico, y la apropiación del poder del Estado como objeto que pertenece al inefable “presidente de la república”, su familia y la camarilla que lo acompaña en esa aventura descabellada. De ahí el proceso de desinstitucionalización de la estructura estatal en los cuatro años de dominio casi absoluto de todos los poderes públicos nacionales, estadales y municipales por parte de Chávez Frías y sus secuaces. El peculado, el enriquecimiento ilícito y la malversación de los recursos financieros del “Estado”, así como la arbitrariedad, el abuso y la desviación de poder, y la violación masiva y sistemática a los valores, principios y derechos humanos garantizados en la Constitución, hoy constituyen la “normalidad” de la conducta del jefe de la “revolución bolivariana” y sus cómplices. Por ello no hay exageración alguna al decir que estamos en presencia de un “régimen político delincuente”, y que, no es con la Ciencia Política, la Economía, la Sociología y el Derecho Público, como puede evaluarse el funcionamiento actual de lo que queda del Estado venezolano, sino con el auxilio de la Criminología, la Psiquiatría y el Derecho Penal. El Estado democrático y social de Derecho y de Justicia a que se refiere el artículo 2 de la Constitución sólo tiene una existencia formal, es pura retórica constitucional, un juego de palabras vacío de contenido real. Lo lamentable del caso es que Chávez Frías fue electo por el pueblo, y lo apoya aún un treinta por ciento de los venezolanos. No se trata de un invasor que haya ocupado el país por la fuerza, aunque hoy se mantenga en el poder por medio de la violencia, y un setenta por ciento del pueblo lo considere un gobernante ilegítimo. Él es expresión de esa anticultura que sigue viva entre nosotros. La falta de sentido de pertenencia explica también esa anticultura. Al no existir arraigo, raíces, y si la sociedad es percibida como el mero agregado de individuos-islas en una continua lucha por la supervivencia y la imposición del más fuerte, los valores básicos de la asociatividad, de la cooperación, de la solidaridad y la responsabilidad social, que son parte del capital o patrimonio social de una nación, tienen muy poca cabida entre nosotros. A veces, en crisis de desesperanza y escepticismo, he llegado a pensar que en verdad no somos un país, sino una aglomeración de personas que hablamos una lengua común, viviendo en un mismo territorio, pero carentes del sentimiento básico, más allá de las emociones pasajeras al escuchar el himno nacional o marchar enarbolando banderas, de integrar una nación".

Recuerdo que durante mucho tiempo algunos decían que más allá de Petare todo era "monte y culebras". Chávez Frías y ahora Maduro y sus cómplices son el ejemplo emblemático del desprecio a Venezuela y su pueblo. Jamás habíase visto que un jefe de Estado haya promovido la invasión y ocupación del territorio estatal por parte de un gobierno extranjero, lo que hizo Chávez Frías desde que se posesionó del poder en 1999 al entregarle a los sátrapas Castro el control de los organismos del otrora Estado vinculados a la defensa y seguridad de la nación, además de regalarles parte de la producción petrolera, unos diez mil millones de dólares anuales. Un auténtico traidor a la patria, peor que el General francés Petain, porque en el caso francés el ejercito alemán había ocupado por la fuerza parte del territorio de Francia. No me cansaré de señalar la pérdida absoluta de nuestra soberanía. Y sin embargo, allí están "ilustres compatriotas"que rechazan, en nombre de una soberanía inexistente, la opción de una fuerza multinacional liberadora, y claman por una salida electoral como si  Maduro y sus cómplices van a permitir unas elecciones libres y justas. Además, el régimen cubano podría desplomarse si la narcodictadura es erradicada. De modo que tanto la tiranía comunista cubana como la mafia militar que conforma el principal cartel de la droga (el cartel de los soles) y los grupos terroristas de la FARC. el ELN colombianos, además de los grupos del terrorismo islámico con presencia en el que fuera nuestro territorio nacional, no lo permitirían. Por esas razones Loren Saleh, digno representante de la Generación del 2007 comprometida con la libertad y la democracia, quien sufrió en carne y alma privación de su libertad y torturas durante cuatro años dijo con su indiscutible conocimiento de esa oprobiosa realidad "Es y será difícil". ¿Podremos reconstruir a la nación?. Tal vez, pero para llevar a cabo esa ardua tarea necesitamos rescatarla de las garras de los traidores y de los invasores cubanos, chinos, rusos, iraníes y de las variadas mafias que actúan con total impunidad, es doloroso tener que reconocer cómo Venezuela se ha convertido en el tenebroso reino del crimen y la corrupción, lo que explica el éxodo de más de 3 millones de compatriotas.







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