¿Habrá involucionado la sociedad venezolana a la etapa prehistórica del Paleolítico?. Publicado en soberania.org, página clausurada por la narcodictadura militarista terrorista comunista
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by Editor
/ on 11/08/2015 at 5:09 PM /

¿Acaso no se
ven a las madres con sus hijos buscando angustiosamente los alimentos básicos
en esas interminables colas a las puertas de los centros de venta de comida?
Henrique
Meier / Soberania.org
Se designa época
Paleolítica al período de la prehistoria que se inicia, según algunos
expertos, hace unos 2. 500.000 millones de años y finaliza en el 10.000 A.C.
Dicho vocablo significa “piedra tallada” (La edad de piedra) y
hace referencia a la forma primitiva, tosca, rudimentaria, en que los humanos
fabricaban sus herramientas y armas. Esa etapa de la humanidad se caracterizó
por el nomadismo, siendo la principal preocupación colectiva conseguir el
alimento diario y defenderse de los peligros, como los que representaban los
grandes animales. La subsistencia se garantizaba a partir de la caza y la
recolección de raíces, nueces, bayas, frutas y granos silvestres y hojas.
La actividad de
los cazadores fue evolucionando progresivamente: primero devoraban animales que
encontraban muertos, y luego con el invento de la “hacha de mano”,
fabricada con un trozo de piedra tallada, se inició la etapa de la cacería:
cazaban y consumían diversos animales, tales como búfalos, caballos, bisontes,
cabras salvajes, renos, monos, serpientes, arácnidos, insectos, aves,
dependiendo de las especies según las regiones de la Tierra. En las
zonas costeras consumían además peces mediante artefactos rudimentarios de
pesca (anzuelos elaborados en madreperla durante el Holoceno Temprano,
hace más de 8.000 años encontrados en la Baja California, Ecuador, Australia
y el Mar Arábigo). No cabe la menor duda de que la caza de animales y la
recolección de plantas silvestres originaron ciertos patrones de vida: se
desplazaban de un lugar a otro, pues no tenían otra opción más que seguir las
migraciones de los animales y los ciclos de la vegetación.
Los hombres del Paleolítico
desconocían cómo sembrar semillas o la forma de criar animales. Dado que la
mujer procreaba y cuidaba a los niños, generalmente permanecía cerca de los
campamentos; no obstante, desempeñaba un papel importante en la adquisición de
la comida como recolectoras de plantas silvestres. Los hombres cazaban animales
salvajes, actividad que los mantenía alejados del campamento. Y ya que tanto el
hombre como la mujer realizaban funciones sociales tan significativas para la
sobrevivencia del grupo, los científicos sociales han argumentado que existía
una incipiente igualdad entre ellos, es decir, las mujeres participaban en las
decisiones que afectaban las actividades de los grupos del Paleolítico
(las llamadas “bandas”[1] integradas
entre 10 y 20 individuos). Todavía no se habían convertido en “madres
profesionales”, función que asumirían en el Neolítico.
La economía de
“rendimiento inmediato” permitía a los cazadores-recolectores no necesitar
almacenes ni depender de una élite para defenderlos; además, todos tenían
acceso a los medios de subsistencia. Los cazadores-recolectores generalmente “prohibían”
a sus miembros la acumulación. En las sociedades cuyo modo de conciencia es
paradójico se acepta la existencia tal y como es; para ello, es necesario un
alto nivel de confianza en el mundo y los demás. El medio no se percibe hostil
sino amistoso y familiar. No hay distinciones radicales entre el Yo y el
Otro, ni entre el cielo y la tierra, ni entre la vida y la muerte, ni
entre los animales y los hombres.
Pero, ese tipo
de agrupación humana cambiará con la invención de la agricultura, y la crianza
de animales para la alimentación y con ello la posibilidad de la transición de
una economía del “rendimiento inmediato” a una economía de la “acumulación”.
Esa transformación se inició en el período “Neolítico”, entre 9.000 y
7.000 años A.C., en una región de aproximadamente 1.600 kilómetros del Irán
Occidental a Grecia, y que comprendía parte de Irak, Siria,
Líbano, Jordania, Israel y parte de Turquía. Más tarde, ese cambio
también se produciría en Europa central y septentrional.
Por la primera
vez el hombre, dentro de ciertos límites, se independizaba de la naturaleza
utilizando su espíritu de invención y su habilidad para producir alimentos que
hasta entonces el medio no le ofrecía por generación espontánea. Pudo entonces
sembrar granos, labrar la tierra y criar animales, al tiempo que aumentaba la
población. La producción de alimentos permitió pasar de una economía del
consumo cotidiano dependiente de la disposición de animales de caza y de
recolección de frutos y semillas, a una economía de acumulación, de stocks de
alimentos. Al no depender de la búsqueda diaria del alimento, generó un tiempo
para la fabricación de utensilios caseros (para el cocimiento y consumo de los
alimentos) y vestimentas: la artesanía.
Es así como
el hombre accedía a una dimensión totalmente novedosa: tomó consciencia de que
podía servirse de su voluntad para hacer cualquier cosa (homo Faber), en lugar
de buscar en la naturaleza los recursos que le permitiesen subsistir. No es exageración decir que el descubrimiento de la agricultura
fue el fundamento de todo el pensamiento científico y del desarrollo
tecnológico posterior. El segundo descubrimiento, ya señalado, fue la
crianza de animales que aparece en el mismo período (las ovejas fueron
domesticadas desde el IX milenio en Irak del Norte, los bovinos y los
cerdos hace unos 6.000 años A.C.).
Ello produjo
una abundancia de alimentos: leche y carne, que conjuntamente con la
agricultura, modificaron radicalmente las relaciones con la naturaleza: del
nomadismo la humanidad de entonces pasó a la etapa de la sedentarización u
ocupación permanente de dominios territoriales mediante la construcción de
aldeas y ciudades.
En la “sociedad
almacenadora” la principal preocupación del grupo ya no será la búsqueda
del cotidiano alimento, pues se establecerá una división del trabajo en la que
determinados hombres se dedicarán a la producción mediante la siembra, otros a
la distribución de los alimentos, y aquellos que asumirán la defensa de la
comunidad frente a los extraños. Según algunos antropólogos, el hecho social
del poder, la sociedad jerárquica, y la propiedad privada surgen a partir de la
sociedad de agricultores y pastores.
Pues bien,
pensemos en la sociedad venezolana del presente.
- ¿Cuál es la principal preocupación
de la mayoría de los hombres y mujeres, salvo los que usufructúan el poder
del otrora Estado?
- ¿No es acaso la búsqueda afanosa y
desesperada de los escasos alimentos disponibles para satisfacer el
hambre?
- ¿No es acaso también protegerse a
como de lugar de los peligros? Pero, no de los grandes animales del Paleolítico,
sino de un animal mucho más agresivo y depredador que cualquier espécimen
de la fiera más temible de la naturaleza: el propio hombre, las bandas
(colectivos) de delincuentes que se pasean impunemente a la luz del día
por las calles, urbanizaciones y barriadas de las ciudades para asesinar,
robar, secuestrar, extorsionar.
- ¿No nos caracteriza esa búsqueda
del pan nuestro de cada día de un lugar a otro?
- ¿Vivimos en una economía del “rendimiento
inmediato” o de la “acumulación”?
- ¿Quiénes pueden acumular en una
economía de grave escasez?
- ¿Acaso no se ven a las madres con
sus hijos buscando angustiosamente los alimentos básicos en esas
interminables colas a las puertas de los centros de venta de comida?
- ¿Personas de todas las edades
suplicando por los medicamentos necesarios para no morir?
- ¿Cuál será hoy la expectativa
media de vida del hombre y la mujer de esta patria caída en desgracia?
- ¿Es esta espantosa catástrofe
humana producto del azar, de la ira de Dios o de los dioses, de
fenómenos naturales imprevisibles e incontrolables?
Pero, hay una
gran diferencia con el Paleolítico, pues si bien la preocupación
principal de aquellos grupos humanos era la satisfacción del hambre y la
protección frente a los peligros de agresión de los saurios y otros animales,
dada la abundancia de recursos vegetales y animales que ofrecía un planeta poco
poblado, esos grupos no sufrían el drama de la escasez, lo que si es el caso
de este país alguna vez llamado “tierra de gracia”.
Ramón
Guillermo Aveledo en un párrafo de su libro ¿Qué
es la política?” ya citado en otro artículo del suscrito “¿Cuál
gobierno?” publicado en esta misma pagina web expresa:
“Gobierno es
administración. Es la rama ejecutiva del Poder Público en un régimen
constitucional. Así como al poder la imaginación lo enriquece y lo ensancha, al
gobernar se lo menosprecia, como si fuera cosa de trámite, papeleo, protocolo.
Hay jefes de gobierno que se empeñan en no ser jefes de gobierno ‘normales’ y
hasta se ufanan de ello como si un mérito fuese. Prefieren ser comandantes de
un nuevo amanecer, líderes de la reinvención de la historia, arquitectos de
otro modo de vivir. El efecto de esa vanidad inflamada es que lo ‘normal’ deja de
funcionar. Las calles están sucias, oscuras y pobladas de hampones y mal
vivientes, las obras se paralizan y las hechas van cayendo a pedazos, los
servicios van dejando de funcionar y las gentes se empobrecen. Al final, el
salto al futuro acaba convertido en una recaída a algún punto remoto del pasado”[2].
Tomando las
visionarias palabras de Ramón Guillermo, ese salto al futuro
prometido por la “gloriosa” revolución del socialismo del Siglo XXI acaba
convertido en una recaída en algún punto remoto del pasado: ¿Sería exageración
afirmar que ese punto remoto es similar en algunos aspectos a la era del
Paleolítico?
………………………………………………….
Referencias:
[1] De allí se origina el calificativo utilizado para designar grupos
de delincuentes, aunque hoy en el país reciben el nombre de “colectivos”,
disfraz ideológico del lenguaje de la revolución bolivariana.
Henrique
Meier | Director del Área de Estudios Jurídicos y
Políticos del Decanato de Estudios de Postgrado de la Universidad
Metropolitana.
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