Desastre antropológico, publicado en soberania.org, página clausurada por la narcodictadura militarista terrorista comunista
in Comunismo, Cuba, Derechos Humanos, El Guión, Estado, Henrique Meier, Neofascismo, Nuevo Orden Mundial, Política, Populismo, Religión, Totalitarismo, Venezuela / by Editor / on 31/03/2015 at 8:58 AM /
La ausencia de estos valores
universales conduce al crimen y la violencia, pero el ejemplo cubano demuestra
que también puede conllevar a males más ocultos y menos drásticos, pero
igualmente perversos tales como la apatía, la corrupción, la irresponsabilidad
y la desesperanza.
Otro
de los “logros” del socialismo
.
Es el calificativo empleado
por Cristina Vollmer de Burelli en su lúcido y revelador artículo
publicado en el Pais.es en su edición del 31 de marzo de 2015: “Valores
Universales: Asignatura pendiente en Cuba”[1].
Refiere la antropóloga social que desde que comenzó a enfocarse en la educación
de valores, su formación académica la obligó a cuestionar el concepto de la
universalidad de ciertos valores, tales como el respeto, el orden, la
honestidad, la generosidad, entre otros.
Pero que en el contexto de la
discusión respecto a la necesidad de tomar posición ante la universalidad de ciertos
valores asociados a la validez universal de los derechos humanos (derechos
de naturaleza supraestatal y supranacional), Cuba ha sido un lugar
interesante para probar la validez de esos valores, pues allí el régimen
comunista se ha dedicado disciplinadamente (diría coactivamente), durante 56
años (dos generaciones de cubanos), a suplantar los valores cristianos,
democráticos y de la familia -agregaría la axiología integral de los
derechos humanos: la libertad en todos los ámbitos cuyo núcleo es el derecho
a la autodeterminación personal, es decir, el derecho al libre desarrollo
de la personalidad individual sin más limitaciones que las que derivan de
derecho de los demás y del orden público y social, según la visión castrista de
la moral cubana, fundamentada en la concepción dialéctico-marxista (el
materialismo histórico).
La antropóloga expresa al
respecto:
“Bien conocidos son los
resultados políticos y económicos. Pero, socialmente, el persistente
experimento castrista también ha tenido como resultado el florecimiento del
diario ‘resolver’, un eufemismo cubano que cubre un sinfín de conductas como
mentir, engañar, simular y robar para poder subsistir bajo condiciones arduas.
Resolviendo se sobrevive, pero también se contribuye a una inmensa crisis de valores
y se ahonda en el autodenominado ‘desastre antropológico’ en la sociedad
cubana”.
Cuando por primera vez ella
fue a Cuba en 2008 la interrogante planteada fue: “¿Existen ciertos
valores que son reconocidos, aceptados y transmitidos por sociedades de todo
tipo, sea cual sea su gobierno, ideología, cultura o religión?”. Con
relación a esa pregunta fundamental Cristina Vollmer comenta que en
retrospectiva, su viaje inicial precedió cambios importantes que parecieran
demostrar que el régimen, a pesar del triunfalismo celebrado en 2009 con el 50
aniversario de la revolución, intentaba responder a una crisis profunda.
Poco después, el régimen
promulgó unas tímidas reformas económicas producto del VIº Congreso del
Partido Comunista en abril de 2011, y al mismo tiempo, indica Cristina
Vollmer, la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba se vio ante la
necesidad de atender una creciente crisis de valores. Se trató de acciones que:
“…intentaban atender la
problemática del estado social, la inestabilidad económica y creciente pobreza,
así como la falta de un futuro esperanzador para la juventud, puesto en
evidencia por la creciente pasividad de los jóvenes en la escuela, el trabajo y
el deseo de emigrar de gran parte de la población”.
Esta crisis, como se sabe, es
reconocida abiertamente cuando Raúl Castro, en un extraño lapsus de “honestidad
política”, dijo en su discurso al clausurar la sesión semestral del Parlamento
Cubano el 7 de julio de 2013:
“Hemos percibido con dolor el
acrecentado deterioro de valores morales y cívicos, como la honestidad, la
decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la sensibilidad ante los
problemas de los demás.”
Luego de esa excepcional
declaración de un dictador ideocrático, el Primer Vicepresidente, Miguel
Díaz-Canel -relata la antropóloga-, en una reunión con grupos religiosos, resaltó
la necesidad de la defensa de los valores y de rescatar la importancia de la
familia. Cristina Vollmer con el equipo de Alianza para la
Familia/AFF implementó en Cuba un proyecto de educación en valores
universales para niños y adolescentes en varias provincias, gracias a generosas
donaciones de personas y fundaciones privadas de Europa y las
Américas.
“Es importante resaltar
-expresa la señora Vollmer- que todo el equipo que viajó a Cuba durante los
tres años del proyecto, fueron con visas ‘religiosas’ otorgadas por la Oficina
de Asuntos Religiosos de Cuba. Esta primera fase atendió a 900 niños y 230
facilitadores, entrenados por un equipo multidisciplinario de formadores de
AFF. Entre 2010 y 2013, el programa se expandió rápidamente a más de 6.000
niños y adolescentes. Se entrenaron a 300 facilitadores en tres provincias y
por la aduana cubana pasaron unos 4.000 ejemplares de los manuales
de Aprendiendo a Querer. La rapidez con la cual se expandió este programa
de educación en valores universales en ciudades y en el campo cubano —con el
apoyo tácito de las autoridades y padres de familia— además de los resultados
positivos que arrojaron las evaluaciones, demuestra que existen ciertos valores
que en efecto son reconocidos, aceptados y —si permitido— transmitidos por
padres y formadores, sea cual sea su ideología, cultura o religión. Demuestra
que dichos valores fundamentan la sociedad civil y que ante la falta de estos
valores, el ser humano siempre busca corregir”.
En su concepto, la ausencia
de esos valores universales conduce al crimen y la violencia, pero el ejemplo
cubano demuestra que también puede conllevar a males más ocultos y menos
drásticos, pero igualmente perversos tales como la apatía, la corrupción, la
irresponsabilidad y la desesperanza. Ante la amenaza de la destrucción de
la utopía castrista, Raúl Castro permitió que la Iglesia católica
y otros trabajaran para rescatar los valores, pero al constatar el incipiente
éxito el Gobierno cubano, como era de esperarse, buscó excusas creativas
para prohibir estos proyectos.
“Tristemente, solo logran
correr la arruga, ya que necesariamente sobre la base de estos valores
universales, podrían reconstruir la sociedad cubana que tendrá que resurgir de
los escombros de 56 años de castrismo”
Venezuela, sin duda,
también corre el riesgo de ese “desastre antropológico”. Basta observar
cómo la conducta de los venezolanos ha venido progresivamente degenerando,
luego de 16 años en el poder de la “secta destructiva”. La
anomia pareciera apoderarse de gran parte del país, la indiferencia ante el
auge de la delincuencia, los crímenes políticos, los presos políticos, el
saqueo de los recursos económicos del otrora “Estado”. La lucha por la
diaria sobrevivencia, al igual que en Cuba, ha impuesto el síndrome del “resuelve”:
de ahí el llamado “bachaqueo”, los asaltos para despojar a otros de
escasos productos alimenticios, las trifulcas en las interminables colas para
adquirir dos pollos (cuando hay). A la innegable destrucción de la economía,
la democracia, el Estado de Derecho, habría que agregar, y lo digo con dolor,
la destrucción de los valores fundamentales de la convivencia pacífica y
civilizada.
…………………………………………………
Referencia:
Henrique
Meier | Director del Área de Estudios Jurídicos y
Políticos del Decanato de Estudios de Postgrado de la Universidad
Metropolitana.
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• E-mail: hmeier@unimet.edu.ve
• Twitter: @MeierHenrique
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