El dolor del exilio




Exiliado en España (San Vicente del Raspeig, Alicante), he creado este blogg con la ayuda de Diana Vélez, hija de mi esposa María Cristina Owen, le agradezco a Diana su apoyo, sin su colaboración no hubiera podido hacerlo. El objetivo de esta página es publicar mis pensamientos, reflexiones, poemas, cuentos, la crónica de un exiliado venezolano que sufre la nostalgia de su tierra querida y aunque no tengo queja del trato recibido por los naturales de la madre patria, nada, pero nada sustituye a la amada patria. 




El drama del exilio

Henrique Meier, exiliado venezolano.

“Llegaron a despojarnos de todo. / Escarbaron el pequeño territorio, / se llevaron cada cosa, / sin el menor pudor, / quisieron llevarse hasta los sueños/ y nos dejaron reducidos/ al tamaño de nuestros huesos”. Rubén Osorio Canales.


"Ese transeúnte a quien habéis recibido, con sus oídos abrumados por el estrépito de los trenes y el clamor del mar, oscilante, como un hombre que sueña, con el profundo movimiento que todavía siente bajo sus pies, y que nuevamente habrá de llevárselo, ya no es el mismo hombre que condujisteis al muelle fatal. La separación se cumplió, y el destierro en el que entró lo sigue". Paul Clodel

Hace 14 años publiqué un libro “Seguridad, Estado, Sociedad y Derecho (Homero, Caracas, 2004), de muy poca difusión, por cierto criticado por personeros de la “oposición oficial” del momento por considerar “exageradas” algunas afirmaciones acerca del régimen chavista (La “secta destructiva”, Francis Delgado dixit) que progresivamente se fue transformando en una narcodictadura comunista vinculada al terrorismo islámico. En ese libro me refiero al drama del exilio, ¿cómo podía haber pensado que nuestra querida y devastada Venezuela se convirtiera en un país cuyo 7% de la población ha migrado forzosamente dado el progresivo genocidio ejecutado por la mencionada narcodictadura? Recuerdo un lúcido artículo de Tulio Hernández en el que señalaba que había dos modalidades de implantar un régimen totalitario: la del tigre, Cuba. Castro se impuso de un zarpazo, o de la boa, que practicaba Chávez y ahora su sucesor Maduro y demás cómplices de la mafia criminal, ahogar progresivamente a su presa, la sociedad venezolana, hasta asfixiarla para luego engullirla. Pero, tal vez la boa pueda perecer en ese proceso, la historia de la libertad así lo demuestra.

En la Grecia antigua, el peor de los castigos era el extrañamiento, la expulsión de la Polis, la pérdida de la pertenencia a la comunidad, y por tanto, del sentido mismo de la existencia. Convertirse en paria, un desarraigado, un apátrida, hombre sin patria, barco a la deriva, es una desgracia aún en nuestros días, a pesar de la liberación del individuo de los nexos primarios con las comunidades naturales, y del proceso de “globalización” que tiende a desdibujar las fronteras de las naciones, y a integrarnos en una especie de cultura universal virtual, a destruir las identidades culturales locales. La palabra poética desnuda el drama del exiliado. Nivaria  Tejera (Cuba 1.930) en su “Rueda del Exiliado” nos comunica el desarraigo de quien está lejos de su patria:

“El Sena la lluvia y la avenida forman un mismo puente
En la charca mefítica de la ciudad
Nos reflejamos sin que nos vean
Los hombros caídos por el peso fantasmal del mito
Denuncian nuestra identidad
Mientras los irremplazables nos fijan
Atascando con mirada turbia
La solitaria traza del hombre libre que nos disfraza al caminar
¿Es usted griego armenio portugués argentino?
Los irremplazables nos acusan del acento
Que disimula el silencio de nuestra espalda
Nosotros somos esa aguja del cuadrante solar
Con la que juega el canto del pájaro
El fondo de las fronteras se confunde
Con el fondo rocoso de nuestras pupilas
Detrás de su polvo cegador
Nadie nos reconoce
Nadie nos reclama
Nos encajan una Carta de estar ahí
Entre signos que alertan el acoso de la Ley
Porque somos los sospechosos deambuladores de la Nada
Galopadores anónimos del pleno itinerario
Del vacío al acecho de nuestro enigma
Porque somos los jugadores fúnebres
Las mariposas fúnebres
Las sombras de verdugos
Las sombras de víctimas”.

Nada más doloroso que el exilio, voluntario o no, el abandono de la patria original por temor a las represalias políticas de un gobierno autoritario. El drama de los refugiados, hombres, mujeres, niños, ancianos   que huyen de su país de origen por la discriminación, la guerra civil, la persecución política, el hambre y la miseria, buscando refugio en otro. Las Naciones Unidas aprobó en el año de 1951 la Convención Sobre el Estatuto de los Refugiados, definiendo como “refugiado” a la persona que “debido a fundados temores de ser  perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores,  no quiera regresar a él” ( Art.1). Los noticieros de la televisión mostrando esas legiones de seres desamparados transitando el camino de la desgracia, dejando atrás sus hogares, propiedades, trabajos, su tierra, su comunidad de afectos y creencias; en suma, su identidad básica, conexión o pertenencia. Indochina, Kosovo, Afganistán, Cuba, Líbano, Somalia, por nombrar algunos países y regiones, y los que están por venir, pues la crueldad, la ferocidad y la violencia del hombre para con el hombre, no conoce límites[1]. 

Y nosotros, que fuimos un país de brazos abiertos a los inmigrante, hoy nos hemos transformado en uno de migrantes, la diáspora venezolana crece, pasa de dos millones quienes hemos abandonado el suelo patrio convertido en apéndice de la tiranía totalitaria cubana, ya no somos una república independiente, ¿hasta dónde habremos involucionado? El Estado ha desaparecido, en su lugar ejerce un poderío bárbaro, primitivo, ilegítimo, una organización criminal dedicada al tráfico de drogas, el más importante cartel de América Latina (cartel de los soles), en alianza con los carteles mejicanos, colombianos y de otros países; además, la narcodictadura militarista tiene estrechos vínculos con las organizaciones del terrorismo islámico, no puede hablarse de Estado fallido, ni de Estado forajido, pura y simplemente las otroras instituciones del Estado, en particular la que fuera la fuerza armada nacional, así como Petróleos de Venezuela, fueron convertidas en medios para la ejecución de diversos y gravísimos delitos de naturaleza internacional, todo ello con la complicidad y colaboración de la supuesta OPOSICIÓN DEMOCRÁTICA, la MUD. Somos un país a la deriva. Leo tres poema de Alejandro Oliveros y no puedo resistir el llanto:

MESAS

Hemos aprendido
a comer
en mesas vacías.
Las sillas sobran
en nuestras casas.
Ya nadie se sienta
a compartir el aroma
de los hervidos,
ni los humos
de nuestras brasas.
Primero fueron
las apresuradas maletas
de los hijos. Después,
con sus libros bajo el brazo,
le tocó a los amigos,
por todo el mundo
pidiendo asilo.
Nuestras mesas
han perdido el equilibrio,
dos en una punta,
cuatro en el vacío.

CIELOS
Mucho antes que la tierra,
perdimos el cielo
de los trópicos natales.
Su luz incesante
sin escarchas invernales,
las nubes sin hielo
ni oscuridades. Y el azul
protector sobre mangos,
bucares y cañaverales.
También perdimos del trópico
las noches más cordiales,
las brisas del páramo
y la sal de los mares.
las estrellas del camino,
que aprendieron nuestros
nombres y vocales,
los sonidos conocidos
de grillos y jaguares.
Cuando cierres la puerta
y ajustes ventanales,
y tomes los caminos
para nada familiares,
mira el cielo que pierdes,
allí quedan tus señales,
los rasgos y los sueños
que fueron iniciales.
Más allá están las nieves
y crueles vendavales.

SUEÑO DE UN ESTUDIANTE EN EL EXILIO

La ciudad no había cambiado.
El metro, como siempre,
nos dejó en la estación
Las Tres Gracias.
Los profesores conversaban
en el cafetín antes de clases;
un curso sobre Gogol,
y otro sobre Macbeth.
Después, unas cervezas
en Las Américas,
y la caminata hasta tu casa
en Los Caobos.
Las noches eran serenas
bajo la silueta protector
del Ávila.
Un viento helado
abre la ventana.
El sueño se interrumpe;
afuera, Salamanca,
la soledad y el derrumbe.

Y este de la poetisa uruguaya Ida Vitale, ganadora del Premio Cervantes de Literatura a sus 95 años, quien se fue al exilo en 1974 cuando Uruguay cayó en manos de una dictadura militar


Exilios 


…tras tanto acá y allá yendo y viniendo.
Francisco de Aldana

Están aquí y allá: de paso,
en ningún lado.
Cada horizonte: donde un ascua atrae.
Podrían ir hacia cualquier fisura.
No hay brújula ni voces.

Cruzan desiertos que el bravo sol
o que la helada queman
y campos infinitos sin el límite
que los vuelve reales,
que los haría de solidez y pasto.

La mirada se acuesta como un perro,
sin siquiera el recurso de mover una cola.
La mirada se acuesta o retrocede,
se pulveriza por el aire
si nadie la devuelve.
No regresa a la sangre ni alcanza
a quien debiera.

Se disuelve, tan solo.

Leo en La Dádiva (Anagrama, 1988) la novela de Nabokov (el autor de Lolita), una reflexión sobre el exilio (el autor lo estaba sufriendo, vivía en Berlín, luego de dejar a Rusia su país de origen): " ¿Qué hacer ahora?, ¿No se debía rechazar cualquier nostalgia de la patria, de cualquier patria que no fuera la que está en mi, dentro de mi, adherida a la piel de mis plantas como la arena plateada del mar, que vive en mis ojos, en mi sangre, que de profundidad y de distancia al telón de fondo de todas las esperanzas de la vida?"
Notas adicionales: artículo de Ibsen Martínez sobre el exilio forzado de 3 millones de venezolanos elpais.es.
Tres millones de emigrantes venezolanos. Tres millones de seres humanos, según la ONU, forzados por el socialismo del siglo XXI a dejar Venezuela, en la mayoría de los casos a pie, echando los niños por delante y los viejos y toda la impedimenta al hombro. La alternativa es morir de mengua. Esa cifra es el aporte de mi país a la última calamidad del continente: la migración forzada de grandes contingentes que hoy emparenta a venezolanos con hondureños y guatemaltecos.¡Tres millones son tantos destinos personales!, demasiados como para que se hagan verdad los términos de cierta retórica optimista, esa que, alentadora, quiere ver en cada desplazado un “emprendedor”, un embajador de mitológicas virtudes morales, de vigencia permanente que indefectiblemente harán salir adelante al infeliz del chándal y la gorra tricolor orlados de estrellas.
Con ser sobrecogedor verlos desde el aire, captados por un dron en apretada muchedumbre y sobre un puente fronterizo, nada nos prepara ya para los encuentros “en corto” que la demasiada humanidad dispersa por todo el continente nos reserva cada día. Noches atrás, en Bogotá, terminaba yo de cenar en un sitio no precisamente del circuito gourmet, apenas un muy concurrido local de comida costeña en Chapinero, cuando una chica de belleza insoslayable, espigada y muy alta, provista de un violín eléctrico Kinglos, entró al mesón, saludó en silencio y con gran ceremonia a los comensales, y comenzó a tocar deslumbrantemente el Tamborín chino, opus #3, de Fritz Kreisler, una de esas piezas breves que suelen rematar los recitales. Vestía tejanos, una chaquetilla entallada y corbata ancha anudada a la sans façon. Luego, acompañada de un estéreo portátil puesto en el suelo, atacó tópicamente la Meditación, de la ópera Thaís, de Massenet. Sus incursiones se limitan a eso, a dos breves encores. No pasa el sombrero porque trata directamente con los propietarios. Se trata del tigre — trabajo ocasional, en venezolano— con que redondea el fin de semana.

Nació en Barquisimeto, Estado Lara, tiene 28 años y de día trabaja en la central de llamados de una proveedora de servicios de salud. Aunque se formó en el afamado Sistema Nacional de Orquestas, tiene la peor opinión del mismo. Su meta inmediata es Buenos Aires, donde su exmarido lidera una panda de músicos venezolanos que se le miden a todo. Tienen planes. Por ahora junta dinero para el tiquete aéreo, “porque por carretera, ni loca, mucho malandro venezolano dándoselas de refugiado sirio”. Contempla pasar las fiestas de fin de año en Argentina; después, ya se verá. La prensa suele traer declaraciones de gente muy docta —economistas y sociólogos— que dibujan, me parece que en el aire, aunque con muy buena intención, halagadoras perspectivas y planes de recuperación para la Venezuela “del día después de Maduro”. Esos planes invariablemente presuponen que la emigración más calificada tornaría al país tan luego ocurra un cambio de gobierno. Es un decir bastante vallejiano: si ocurre. Nuestra violinista no ve las cosas así. “Venezuela y yo estamos chao: cada uno por su lao”. Quiere otra vida, lejos.

Opina que los venezolanos más “pelabolas” —con menos recursos, en criollo— del contingente migratorio van camino de ser los gitanos del hemisferio sur, según los pinta la imaginación más denigratoria de esa etnia. “Una plaga que materialmente no sabe ni quiere hacer nada. Tumban lo que encuentran mal estacionado. Para eso no hay ACNUR ni mandrakes sin frontera. Dos millones de pedigüeños, ¡a eso hay que verle la cara! Ahorita los ven a todos muy jodidos y sí, cómo no, los refugiados de la carretera, pero los van a odiar, yo que te digo. Eso sí: yo no tengo nada que ver con esa gente, ¡ni de vaina! Yo, muy aparte. Cuando me oyen hablar y me preguntan de dónde soy, digo que nací en Belice de padres costarricenses. Por eso el acentico”.


El régimen de Maduro podría forzar el exilio del 25 por ciento de su población. Gabriela Ponte, ABC.es
Hace siete días un cartón de huevos costaba 1.200 bolívares soberanos (1,6 euros), hoy está a 1.800 bolívares (2,1 euros). El euro en el mercado negro se cotizaba a 731 bolívares, una semana después subió a 828. Y las medicinas -el desabastecimiento es casi del 90%- siguen sin aparecer en los estantes de las farmacias. Estos dos factores, la escasez de alimentos y medicamentos, son el cóctel explosivo que ha impulsado la emigración forzosa de venezolanos hacia el exterior en un intento de superar la crisis económica que azota a sus hogares. En la actualidad, se contabilizan hasta 3.300.000 venezolanos que han buscado refugio en 16 países de Sudamérica y el Caribe, de los cuales 460.000 son niños y adolescentes. Esta dramática cifra destaca en el último informe que presentó la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Un informe que, además, vaticinan para 2019 el número total de venezolanos exiliados en la región puede llegar a los 5,3 millones. De ser así, la tragedia venezolana superaría la crisis de los refugiados sirios, que durante seis años de guerra civil ha dejado un saldo de 6,3 millones de desplazados.La cifra de 5,3 millones es, relativamente, menos alarmante a la presentada por la Brookings Institution, un centro de investigación sin fines de lucro ubicado en Washington. En el análisis realizado por los economistas Dany Bahar y Douglas Barrios plantea que el éxodo de venezolanos podría acentuarse dramáticamente y elevarse hasta al menos 8,2 millones -incluyendo a los 3 millones que ya están fuera del país- de emigrantes y refugiados venezolanos repartidos por el mundo…De cumplirse los pronósticos de la Brookings Institution, la nación sudamericana que tiene una población de 32 millones se «vaciaría» perdiendo al menos un 25,8% de sus habitantes en uno o dos años. Una tragedia creada por el régimen de Nicolás Maduro quien no han podido frenar la galopante hiperinflación, que según la Asamblea Nacional opositora superará con facilidad los 2.000.000% al cierre del año, una previsión que ahora lo ha elevado hasta los 2.500.000 el Fondo Monetario Internacional (FMI). Tampoco ha podido abastecer de comida y medicinas a sus ciudadanos por una supuesta «guerra económica» de la que responsabiliza a EE.UU. «La cifra es imperfecta, pero si nos equivocamos es hacia el lado conservador», dice Dany Bahar a ABC al mismo tiempo que asegura que su modelo toma en cuenta los fundamentales de la economía venezolana pero que hay muchos otros factores que afectan el desplazamiento de las personas como es el tema político o social. Entre las conclusiones a las que llega Bahar llama la atención que el Gobierno de Venezuela no tiene el dinero para importar suficiente comida y cubrir las necesidades calóricas de los venezolanos. «Aún cuando Maduro utilice todo el dinero que entra por la exportación de petróleo y las remesas internacionales, ocho millones de venezolanos no podrán satisfacer sus necesidades alimenticias y eventualmente se verán obligadas a emigrar», señala. En el análisis se refleja un escenario que con las condiciones actuales: 1,17 millones de barriles producidos por día, el precio promedio del barril de petróleo en 54 dólares y las remesas en 2.400 millones de dólares por año, la proyección de migrantes se estima en 8,2 millones de venezolanos. Sin embargo, «si la producción de petróleo sigue derrumbándose o el precio del barril baja, podríamos esperar un número de 10 millones», sostiene Bahar. La semana pasada más de 150 países aprobaron el Pacto Mundial para la Migración de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de hacer de este fenómeno un asunto más seguro, ordenado y regular: una responsabilidad compartida. La crisis en Venezuela es un drama que comparte toda la región quienes están siendo afectados extraordinariamente por el colapso de su infraestructura y los servicios hospitalarios y educativos que no dan abasto para atender a más gente… Colombia ha sido el país más afectado por el flujo masivo de venezolanos por la frontera, con más de un millón de personas viviendo en su territorio, seguidos por un millón más en Perú, los más de 500.000 en Ecuador y los casi 200.000 en Chile. El ritmo promedio de salidas a lo largo de este año ha sido de 5.500 personas al día, sin tomar en cuenta a los que han cruzado de forma irregular alguna frontera. Por la alarmante situación, la ONU presentó la semana pasada un plan regional de ayuda a los migrantes que involucra a 95 organizaciones en los diferentes países y requiere de una financiación de 738 millones de dólares para 2019. Con ese dinero pretende brindar atención a 2,7 millones de personas y destinará los recursos acorde con la cantidad de venezolanos que acogen cada país. A esto se le suma la asignación otorgada por la ONU al Gobierno de Maduro por 9,2 millones de dólares para el fondo de emergencia, del que la oposición teme se pierda en la corrupción característica del régimen. Los expertos coinciden en que la crisis venezolana de migrantes y refugiados empeorará a menos de que haya un cambio político en el país. La comunidad internacional debe volcar su atención a Venezuela, pues el próximo 10 de enero Nicolás Maduro asumirá el cargo por un nuevo período de seis años que puede provocar una verdadera hecatombe en la región.
 Acotación: La tragedia comenzó en 1999 cuando una mayoría encandilada con el discurso demagógico, populista y revanchista de hugo chávez eligió al militar felón creyendo que le pasaban factura a los partidos y la clase política cuando en verdad decidieron, sin saberlo, el progresivo desmantelamiento del estado, la liquidación de la frágil democracia y del débil estado de derecho, y lo peor la pérdida de la soberanía nacional, el hambre, la inseguridad absoluta, el exodo masivo y la destrucción del tejido social
















[1] Henrique Meier. Seguridad, Estado, Sociedad y Derecho. Homero, Caracas 2004, p 150-51.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Tio Tigre y Tio Conejo (fábulas de mi tierra)

El origen de la sociabilidad humana

La misteriosa esfera de los sueños