Una extraña serenata
Acerca de guitarristas, en 1974 o 75, una madrugada, bien bebido, se me ocurrió contratar a un viejo borracho “El canario” (tocaba un cuatro) con otros dos bohemios (guitarristas) parados frente a una pollera ubicada en la Plaza Venezuela, para darle una serenata a mi amada (“Le fui a dar una serenata a mi adorada, le canté lo mejor de mi repertorio”) Marlen. Por supuesto, la sorprendí al entrar a la casa con esos músicos callejeros a la una o dos de la madrugada, me miró con reprobación. Nos sentamos en las sillas del comedor, les ofrecí de beber-era lo lógico-. El grupo pidió ron, yo continué con el güisqui. Me acompañaron, le dediqué a la negra “Noche de rondas”, el canario cantó algunas con la típica voz de borracho. No sé por qué carajo les pedí que tocaran la “cinta verde”, una canción puesta de moda por el “trío Venezuela”: Hoy enredé a tu balcón Un lazo verde, esperanza Hoy enredé a tu balcón Un lazo verde, esperanza Con la esperanza de...