El hilo que separa la cordura del desquiciamiento es muy tenue
El hilo que separa la cordura del desquiciamiento es muy tenue, puede romperse fácilmente, al igual que la delgada línea entre la conducta ajustada a la ley y el crimen. ¿Quién no ha sentido deseos de darle muerte a otro? La ira, la cólera, puede estallar en un instante y manifestarse en actos agresivos, pues los humanos somos los animales más violentos del Planeta. Parafraseando a Jesucristo cuando exclamó “Que lance la primera piedra quien esté libre de pecado” (el episodio de la adultera), diría que nadie puede considerarse inmune a la posibilidad de una conducta criminal, es una amenaza latente que forma parte de la psique: la tentación del delito al igual que la del pecado para los creyentes. De ahí las sorpresas, “pero si Juan, Pedro, Miguel…se veía tan tranquilo y amable, y ahora ha cometido ese crimen atroz, haber asesinado a su mujer, o “Y Rosalba, Marieta, Juana…tan dulce que parecía, ¿Cómo ha podido envenenar a su marido?” . Si pudiéramos leer los pensamientos de los