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Mostrando las entradas de enero, 2019

“¡Oh Tierra Hembra impenetrable!

Las aves multicolores llenaron el aire con sus trinos/sinfonía de primavera eterna/Trópico alucinante/luz, luz, que invade la selva/penetra sus más profundos secretos/no había ojos humanos para contemplar el cielo poblado de alas/en la selva el rumor de vida no cesa/ni en las noches descansa el corazón de la tierra virgen…” [1] La montaña, al igual que el mar, sí, la tupida selva, los inmensos árboles, la multitud de pájaros que irrumpen el silencio con su algarabía al amanecer, el río y sus cristalinas aguas, han marcado mi sensibilidad, mi percepción del mundo. Y aunque con el tiempo me convertí en un “animal urbano”, no he dejado mi pasión por la naturaleza, un amor desinteresado, una profunda admiración por esa obra de Dios, disfrutar de esos prodigios de la Tierra, cada vez que las olas del mar me arrastran en un torbellino hacia la orilla de una playa cualquiera, recorro un camino de montaña, me sumerjo en las aguas de un río, o simplemente me siento a la sombra de un árbol

Es iluso pensar que puedas convertirte en un nuevo hombre o mujer partiendo de cero

Es iluso pensar que puedas convertirte en un nuevo hombre o mujer partiendo de cero cual corredor que al finalizar la carrera de los cien metros planos, vuelve al día siguiente a correr nuevamente esa distancia. Por eso nos alegramos al reencontrar algún amigo de la infancia o la juventud, esos testigos del tiempo pasado. Cuesta, cuesta mucho comprender que así es la vida, que el precio de envejecer es tener que resignarte a la desaparición de lo que te era cercano, familiar, seguro, y de nada vale pretender aferrarte, no somos árboles enraizados, tampoco aves sin asidero en suelo alguno, buscamos afanosamente edificar nuestra existencia sobre bases sólidas, vano esfuerzo. Nos obsesiona la seguridad, queremos estar a salvo del infortunio, del azar, de lo imprevisto. De manera descarnada, cruda, el escritor rumano Mirecea Cätaärescu, por medio de uno de los personajes de su novela “Solenoide”, profiere un sórdido grito de inconformidad ante la implacable realidad de la vida:

Derechos humanos y regímenes totalitarios Henrique Meier* / Soberania.org - 08/02/12, página clausurada por la narcodictadura militarista comunista terrorista

Principio del formulario Final del formulario Caracas / Venezuela - Jueves 02 de Mayo de 2013 Derechos humanos y regímenes totalitarios Henrique Meier* / Soberania.org - 08/02/12 No debemos bajar la guardia porque como dice Morris West “La loba que parió al bastardo, está otra vez en celo”. Las ideologías totalitarias y los hombres y mujeres que creen en la imposición por la fuerza de un modo o estilo de vida, están ent