El misterio que nos rodea
Issac, personaje de la novela “No hay amor en la muerte” de Gustavo Martín Garzo, inspirada en el relato bíblico de su no consumado sacrificio por parte de su padre Abraham ordenado por Yahvé, expresa: “¡Qué extraño y débil era el hombre! /rodeado de misterios flotaba en el espacio infinito como una rama que arrastrara la corriente de un río interminable, ¿sabía por qué estaba allí, adónde le llevaba aquella corriente?” [1] . El misterio, sí, el misterio del cosmos, del Planeta, de la vida, de nuestra precaria existencia. La ciencia es incapaz de dar respuestas satisfactorias, teoría, teorías, puras teorías, afán de la soberbia antropocéntrica, en el fondo nada sabemos. Nos los dice el sabio Pascal: “El silencio eterno de estos espacios infinitos me atemoriza. Es horrible sentir que todo lo que poseemos se nos escapa. Entre nosotros y el cielo o el infierno sólo hay vida, que es la cosa más frágil del mundo. El último acto ...